Una cosa es decir que Jesucristo vino al mundo para solucionar el problema del pecado de toda la humanidad. Otra cosa completamente distinta es entender que vino a salvarle a usted, de manera personal, de sus pecados, mediante un plan que Dios diseñó antes de la creación del mundo.

En este mensaje, el Dr. Stanley nos lleva a examinar la razón suprema por la cual Jesucristo vino al mundo. Como lo expresó el mismo Señor: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20.28).

Al reconocer nuestro papel en el plan de Dios como personas que han sido rescatadas y redimidas por un gran precio, nos produce admiración la verdad de que nuestros propios esfuerzos nunca serán suficientes para salvarnos. El regalo de la salvación a través de la fe en Jesucristo es una lección extraordinaria que nos llena de humildad. Pero el precioso amor de nuestro Salvador es nuestro gozo.