El cristianismo está lleno de paradojas, y una de ellas es que al sentirnos débiles nos convertimos en personas más fuertes. Esta verdad es tan opuesta a lo que enseña el mundo que a menudo nos cuesta aceptarla. Incluso el apóstol Pablo luchó con la misma realidad. Su famoso “aguijón en la carne” lo mantenía débil, pero la negativa de Dios a quitárselo hizo que Pablo se arrodillara y hiciera uso del poder de Cristo.

¿Le resulta familiar? Si alguna vez se ha resistido a reconocer sus debilidades, o ha tratado de impresionar con sus propias fuerzas, este mensaje le ayudará a liberarse de dicha conducta. El Dr. Charles Stanley explora el papel de la debilidad personal para hacernos más receptivos al Señor. Lo que Dios busca es la dependencia total, y eso requiere abandonar el orgullo y ser humilde.

Aprenda a acoger su debilidad, y descubrirá que la gracia de Dios es más que suficiente no solo para sostenerle, sino para obrar de manera poderosa a través de usted.