¿Sabía usted que, como creyente, ha sido apartado para un Dios santo, así como lo fueron los sacerdotes una vez en el templo hebreo?

La santidad de Dios es uno de sus atributos más difíciles de comprender, porque puede parecer muy extraño y exigente. Si bien, en esta vida, nunca alcanzaremos la pureza perfecta del Señor, Él sí espera una actitud en nuestros corazones que busque dicha pureza. Por tanto, cuanto más nos acerquemos a Él, más nos daremos cuenta de los obstáculos a la pureza en nosotros mismos, y anhelaremos eliminarlos.

En este mensaje, el Dr. Stanley examina la asombrosa santidad de nuestro poderoso Dios, como está descrita en las Sagradas Escrituras; y eso nos inspira a buscar su presencia y a purificar nuestra vida. No desaproveche la extraordinaria experiencia de un caminar estrecho con el Dios santo.