En la vida del cristiano no hay lugar para el egoísmo o el orgullo. Por el contrario, debemos reconocer que todo lo que tenemos es el resultado de la gracia de Dios. Esto debe motivarnos a someternos al Señor, en reconocimiento permanente de que dependemos de Él.

En este mensaje, el Dr. Stanley habla de cómo una perspectiva piadosa nos ayudará a andar con humildad, mansedumbre, paciencia y dominio propio. También enseña cómo estas características nos ayudan a vivir en armonía con los demás. No solo crean efectivamente unidad dentro del cuerpo de Cristo, sino también dentro de nuestras relaciones personales en el hogar y en nuestras comunidades.

Donde hay unidad, Dios puede obrar. Todas nuestras habilidades y talentos son insignificantes sin un espíritu humilde de sometimiento al Señor. Al reconocer que hay un solo Dios, un solo Espíritu y una sola fe, seremos capaces de trabajar con otros para compartir la grandeza de Cristo con el mundo, que es el logro más grande que podríamos alcanzar jamás.

Este mensaje es parte de la serie “Cómo descubrir nuestra verdadera identidad, Volumen 3”.