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Los peregrinos se embarcaron en un viaje angustioso a una tierra desconocida en busca de libertad religiosa. Su primer año de adaptación a la vida en el Nuevo Mundo se caracterizó por el hambre, la enfermedad, el clima brutal y la pérdida de seres queridos. Sin embargo, se reunieron para dar gracias a Dios por su bondad.

En este mensaje, el Dr. Stanley nos lleva a través de una serie de salmos que ensalzan la grandeza de nuestro Dios. Estos versículos desvían nuestra atención de las circunstancias terrenales y nos inspiran a responder a su misericordioso favor con corazones agradecidos. Cuando nos enfocamos en el Señor, cultivamos un espíritu de gratitud que reconoce su bondad, guía y provisión. ¡Es digno de toda alabanza y de toda acción de gracias!